martes, 23 de marzo de 2010

HONRAR LA LUCHA DE 30.000 COMPAÑEROS

Esta semana conmemoraremos una fecha muy singular para el espíritu y el sentimiento político del pueblo argentino. Fue aquel lamentable 24 de marzo del año 1.976 el día en el que las fuerzas de la antipatria decidieran diezmar definitivamente todo aquellos movimientos emancipadores que existían en el territorio nacional, bajo la premisa embustera de “Proceso de Reorganización Nacional”.

Las evidencias que hacen a la verdad de la realidad de aquellos tiempos oscuros como las muertes, torturas y desapariciones de miles de compañeros, robos de bebés, persecuciones de miles de compatriotas argentinos, el odio, la violencia, la censura y la frivolidad de un sistema político social del “no te metas”, que aquellos gobiernos de facto pretendieron fecundar en la calce media, la aplicación de políticas económicas de ajuste y el endeudamiento usuario con organismos internacionales de rapiña, la disgregación de la industria nacional, la desinversión en obras que propendan al desarrollo para la matriz productiva nacional, entre otras tantas cosas mas, fueron algunas de las medidas que dejaron lesiones severas en un pueblo que aún intenta recuperarse generacionalmente.

No se puede arribar a aquella fecha sin antes comprender que en aquel entonces existía un pueblo esclarecido que estaba dispuesto a dar todo de sí por lograr las conquistas sociales de una patria justa, libre y soberana. Las banderas que el peronismo había levantado se habían transformado en la causa irrenunciable del pueblo nacional y popular justicialista. A pesar de que ya en aquellos tiempos existieron los detractores que por ignorancia o por complicidad se prestaron a la injusticia (yendo en contra de los principios dogmáticos y doctrinarios partidarios), el movimiento demostró ser superior a toda esa calaña repudiable que a lo largo del tiempo encontró su lugar en la historia.

Ya han pasado más de 34 años de aquella triste fecha, y aunque parezca mentira aún hoy luego de tanto atropello ultrajante a la moral de la patria, existen quienes no logran comprender lo que significo ese macabro “Proceso de Reorganización Nacional”. Mas allá de todas las contraposiciones ideológicas que intentaron confrontarse en aquellos tiempos, mas allá de todas las distorsiones que han hecho a la valoración subjetiva de todo un sector de una clase social respecto a las fuerzas de liberación política (que en aquellos tiempos se jugaban hasta la vida por la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación), los hechos históricos hablan por si solos mostrando como en una radiografía cuales fueron los propósitos que se persiguieron desde cada proyecto.

Las generaciones jóvenes que heredamos toda ésta historia, tenemos la capacidad ética y moral para valorar con plena autoridad que ese pernicioso proceso político ha sido perjudicial para los intereses de la patria. Heredamos de aquellos tiempos el dolor de una patria sublevada que por intentar “ser”, se encontró con el imperio de un poder fáctico, oscuro y nefasto, ausente de códigos éticos y morales, ausente de valores y principios humanos, decidido a poner a cualquier precio, un pie en la cabeza del pueblo. Heredamos las deudas de un país saqueado y devastado por el accionar irresponsable del cipayaje imperante de esos gobiernos anticonstitucionales.

Heredamos la honra y el valor de más de 30.000 hermanos y compañeros compatriotas que dejaron sus vidas por una utopía, por un seño de superación, por nuestro destino, heredamos el amor de su entrega incondicional, heredamos las banderas de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Heredamos la visión revolucionaria para la dignificación y la liberación de los pueblos americanos, heredamos el sentimiento que hace a nuestra filosofía de vida simple, práctica y popular, profundamente humanista y profundamente cristiana.

Lamentablemente, algunos compatriotas que han quedado atrapados entre medio de éste negro estrato de la historia latinoamericana (tal vez porque no han comprendido en aquellos tiempos de que se trató la lucha por la dignificación del pueblo), hoy aún siguen sin leer las letras de la historia. Pero la realidad generacional que le toca vivir a la juventud de hoy responde a aquellos principios libertarios que hicieron a la gesta política social por la que sufrió nuestro pueblo.

En el advenimiento de la democracia, ese engañoso “Proceso de Reorganización Nacional”, se dedicó a acomodar las cosas para que sucedan gobiernos con políticas económico sociales de corte liberal. Evidente la “Reorganización” fue todo un éxito para el poder oculto que se encargó de generar las condiciones para que la suerte “tire” siempre a su favor en detrimento de los intereses populares. Las reformas del sistema partidario, la apertura de los mercados internacionales, la hiperinfación, las privatizaciones, las reformas de las leyes laborales, las reformas del sistema educativo, todas medidas liberales que se contraponían a los legítimos intereses nacionales, hasta que el país eclosionó en una de las crisis mas grandes registradas a lo largo de su historia.

Gracias al impulso político, la decisión, compromiso y pasión por la causa nacional y popular justicialista, hoy vemos a través de la praxis, que toda esa doctrina encuentra sustento práctico, que la dignificación del pueblo es posible como lo fue desde el 45’. Hoy las pruebas hablan por si solas, la concepción antropocéntrica que pone al ser humano como centro de todas las acciones, disponiendo al capital al servicio de la economía, y ésta al servicio del hombre, permite que nuestro pueblo alcance logros sin precedentes para la vida democrática desde el 83’.

A partir del año 2.003 en adelante, la política nacional da un viraje brusco en el rumbo que venía teniendo. Desde aquí el gobierno nacional logró reducir la pobreza del 54 % al 20,6 %, la indigencia del 28 % al 5,9 %, a través de las políticas económicas nacionalistas que viene llevando adelante ha crecido a un promedio acumulativo equivalente del 9 % anual, se bajó el desempleo del 26,6% al 8,4 % (a pesar de la brutal crisis financiera mundial que ha afectado a todos los países del mundo). A éstos indicadores, se puede incorporar la valoración de las políticas de desendeudamiento que intenta llevar adelante el gobierno nacional y las políticas internacionales que se orientan a consolidar el bloque continental sudamericano.

En Formosa éstos datos siguen la misma línea, el nivel de desocupación de ubicó en el 2,10 %, bajando la tasa de desempleo en los últimos 3 años en un 1,9 %, se han aplicado políticas productivas diferenciadas para productores de diferentes segmentos asentado precedentes a nivel nacional y se han habilitado extensas áreas productivas. Se aumento en 5 puntos del índice de retención escolar y se redujo al 7 % del índice de repitencia y la disminución de la mortalidad infantil al 18 por mil. Desde ésta gestión de gobierno se han construido más de 510 establecimientos escolares, 129 centros sanitarios, en estos últimos años se han pavimentado más de 900 kilómetros de rutas y se han construido más de 23.000 viviendas. Además de los planes sanitarios que incluyen obras y sistemas de organización, la puesta en marcha de la planta de potabilización de agua más moderna del país y estamos a poco tiempo de contar con un sistema energético de ultra alta tensión. Por citar algunos de los tantos indicadores que hablan por si solo de lo que significa el modelo provincial en marcha y la búsqueda de la justicia social.

Decía el General Juan Domingo Perón “La única verdad es la realidad”. Pues aunque quede aún por hacer tanto en el plano nacional como en el provincial, mas allá de las vicisitudes que nos depare el destino, ya sea por razones propias o ajenas, lo que no se puede cuestionar es que el proyecto nacional y el proyecto provincial eficiente y efectivamente están devolviéndole al pueblo simétrica y simultáneamente la dignidad que le fue arrebatada durante aquellos sistemas de gobierno perversos.

A nosotros los jóvenes de hoy, no nos van a persuadir con historias poco creíbles e injustificadas, pues sabemos de sonde venimos y reconocemos muy claramente a donde vamos y a donde queremos llegar. Es por ello que desde nuestra auténtica juventud defenderemos incondicionalmente éste camino emprendido, porque no dudamos que es para el bien del pueblo formoseño y argentino y es consecuente con la noble entrega incondicional de más de 30.000 compañeros.

Fernando M. Inchausti


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